E Mill: “Mi lugar en la industria musical es el pop latino nostálgico”

Emiliano Nicolás Laiño, conocido como E Mill, es un artista fresco y clásico. Su estilo combina aspectos tradicionales que evocan la nostalgia, mientras que su interpretación moderna incorpora letras y sonidos del reggaetón y la balada latina. Esa dualidad, entre lo íntimo y lo contemporáneo, lo convierte en una voz singular dentro de la escena emergente.

Su propuesta se plasma en Latinostalgia, un disco que es a la vez un homenaje a su niño interior y un recorrido por los ritmos que marcaron su vida. Con influencias que van desde Luis Miguel y Cristian Castro hasta el reggaetón actual, el artista invita a viajar por sus recuerdos y emociones.

—¿Cómo surge el concepto de Latinostalgia?

—Latinostalgia es una palabra híbrida entre “latino” y “nostalgia”. Surgió de mi búsqueda como artista, de querer entender para qué hago música. Al principio eran singles que luego se convirtieron en un EP, hasta que un día dije: “Che, estaría bueno hacer un disco”. Me faltaba darle un concepto, una identidad. Coincidió con un momento de crisis personal en el que me pregunté: “¿Para qué hago música y para quién?”. La respuesta fue un disco que son ocho cartas para el niño que descubrió la música a los 9 años. Soy una persona muy nostálgica: los sonidos, las canciones, los olores me transportan. Esa esencia conectó con mi infancia en Venezuela.

—¿Hasta qué edad viviste en Venezuela?

—Desde los 4 hasta los 12 años. Después volví a San Nicolás, que es mi ciudad natal, y a los 15 me mudé a Buenos Aires. Pero Venezuela fue muy fuerte para mí. Ahí realmente empecé a vivir: descubrí pasiones, emociones, mi primer amor… Todo. Lo recuerdo con mucho cariño, porque vivía todo de una manera genuina, lúdica, sin prejuicios.

—¿Cuándo empezaste a componer?

—Las ganas de expresarme como artista aparecieron a los 16 o 17 años, ya en Buenos Aires. Mi hermana cumplía 15 y con un amigo armamos una banda para tocar en su fiesta. Ese fue mi primer show, con 80 o 100 personas, y pensé: “Está bueno esto de tocar en vivo”. Fue el comienzo y no pude dejarlo.

—Escuchando Latinostalgia se percibe una mezcla de sonidos latinos. ¿Cuáles son tus principales influencias?

—Luis Miguel, Cristian Castro, la música de los 90, Boyz II Men, NSYNC… Es una fusión de estilos que me atravesaron en esa época, mezclados con cosas actuales como el reggaetón. También está lo que viví en Venezuela: baladas, boleros, ritmos urbanos. Todo eso se coló de manera natural en el disco. Incluso hay detalles que yo no noto al componer porque los tengo incorporados, pero cuando alguien los escucha y me lo señala, pienso: “Claro, eso viene de mi crianza allá”.

Crédito de foto: Josefina Fogel Nunez.

—El disco nació como cartas a tu niño interior, pero también habla de amor y desamor. ¿Cómo es tu proceso de composición?

—No tengo una fórmula. Hay canciones muy intencionales en la letra, de amor, desamor o enojo. Otras parecen historias inventadas, pero después de un tiempo me doy cuenta de que me estaba diciendo algo a mí mismo. Muy pocas nacieron por “inspiración divina”; la mayoría surgió de sentarme a trabajar, buscar referencias y definir un estilo.

También ser productor musical influye mucho: puedo encarar cada canción con un norte claro, definir el esqueleto de melodía y letra, y luego trabajar mano a mano con Lucas Casina, productor del disco. A veces llego con maquetas desarrolladas, otras con ideas básicas para pulir juntos hasta que encontramos la versión final.

— ¿Qué significa para vos presentar tu álbum en La Tangente?

—Es lo que más me emociona. Los shows con full band tienen una energía extra que no se escucha en el disco: el intercambio humano, la energía circular. Las canciones suenan distintas, más roqueras, con más actitud. En vivo te dan ganas de sacar más la voz, de gritar, de canalizar todo. Este show es la culminación de un viaje de cuatro años: empecé a hacer el “no disco” hace cuatro años, y ahora lo cierro… pero al mismo tiempo siento que recién empieza.

—¿Qué lugar te gustaría ocupar dentro de la industria musical argentina?

—Creo que mi lugar es el pop latino nostálgico. Más allá de toda la música retro que siempre está dando vueltas, siento que en Argentina el pop latino todavía tiene espacios poco explorados, como las power ballads o el city pop con fusión oriental y coreana. Consumo K-pop y eso también me nutre. Ese es el espacio que me gustaría ocupar: un punto de encuentro entre lo latino, lo nostálgico y lo moderno.

Por Flor Sosa

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