Tras el lanzamiento de “Tan Mal”, la cantante, pianista y compositora argentina profundiza en una etapa de crecimiento y transformación. Con letras directas, sonidos pop y una mirada honesta sobre su recorrido, Mar Marzo apuesta a la transparencia como camino creativo y vital.

Luego de su primer disco “Pulsión” (2023), donde desplegó un universo sonoro entre el jazz y el neo-soul, Mar Marzo inicia una nueva etapa con “Tan Mal”, segundo adelanto de su próximo álbum. Pero más allá del lanzamiento, la artista se encuentra atravesando un momento de redefinición personal y artística: “Son canciones que nacieron en un momento en el que me enfrenté con el lado más nocivo de la vida. Tuve que tomar decisiones de distanciarme, poner límites, aceptar una realidad dolorosa. Son canciones que narran todo ese proceso, en el que siento que maduré y crecí muchísimo”, cuenta.
La honestidad parece ser el hilo conductor de su obra. Desde sus primeras composiciones en el colegio Esnaola —donde se formó en piano y conoció a otros jóvenes músicos—, hasta este nuevo ciclo, Mar mantiene un lazo íntimo entre vida y creación: “La música es mi impulso para resolver tensiones internas, es lo que necesito para sobrevivir, lo que me sale intuitivamente. ‘Pulsión’ fue un disco muy introspectivo, con canciones que relatan momentos sensibles de mi vida. Lo que quise es que sea honesto, transparente; que llegue eso a los demás”.
Esa búsqueda de transparencia se profundiza en su segundo trabajo, donde las letras se vuelven más directas y el sonido más expansivo. “Tenía ganas de hacer un disco que contraste con mi anterior trabajo. Quise que tenga más dinamismo, canciones con BPM más rápidos, pero a la vez letras tristes y transparentes. Me encanta ese contraste”, explica. “Es un disco supertransparente, con letras muy crudas, mucho más que en mi disco anterior. Hay canciones más pop, más lisérgicas, pero también cosas experimentales. Me gusta esa mezcla”.
En ese nuevo sonido conviven influencias diversas: desde el pop internacional de Ariana Grande, el universo K-pop, hasta artistas como Tame Impala o el pop clásico de Michael Jackson. “Escucho muchísimo pop, pero también jazz, soul, música experimental. Tenía ganas de experimentar con algo más arriba, que también le diera más dinámica a mis shows”, dice sobre la búsqueda detrás del disco que ya tiene listo y aún no reveló su nombre.
Más allá de lo musical, Mar reflexiona sobre el modo en que hoy se construye una carrera artística atravesada por la exposición constante: “Al principio me recontrapeleaba con las redes. Me daba mucha fiaca generar contenido, soy bastante tímida. Pero me di cuenta de que ayudan mucho a que mi música llegue más lejos. Me terminé amigando con eso y hoy lo disfruto: generar contenido también es una oportunidad para conocerme más y ordenar lo que quiero decir”.
Su relación con la música y la creación se sostiene en un equilibrio entre técnica y vulnerabilidad, donde lo personal se transforma en materia artística: “Las experiencias personales combinadas con las herramientas técnicas que manejes hacen la singularidad de cada artista. Para mí, ser transparente es una necesidad, me ayuda a ver el lado lindo incluso de lo doloroso. El arte es lo que me permite sobrevivir”.
Con “Tan Mal”, Mar Marzo consolida una etapa más madura y consciente, donde la transparencia no es solo una estética, sino una forma de vivir la música —y de mirar el mundo— con una sensibilidad que la distingue dentro de la nueva generación de artistas argentinos.