La artista marplatense se presenta el 25 de octubre en La Tangente con su álbum de 17 canciones titulado “Toc Toc”.
Por Florencia Sosa

Camila Bastida conocida por su nombre artístico “Bastida”, estudió desde pequeña en comedia musical y canto en Mar del Plata. Con su llegada a la Ciudad de Buenos Aires se formó en teatro, disciplina que abandonó por la música pero que sigue vigente en sus decisiones artísticas como la fotografía y performance.
Bastida encontró en Aston G un compañero, como todo productor musical, él fue quien diseñó los sonidos de casi todo el álbum “Toc Toc”, que cuenta con 17 canciones en estilos que integran el pop electrónico. El próximo miércoles 25 de octubre de 2023, Bastida presenta su álbum en un show que resignifica y completa su obra, la cita es en La Tangente y aún se pueden comprar las entradas.
Industria Musical Argentina conversó con Bastida sobre el proceso de creación del álbum, la importancia de la música en su vida y los detalles del próximo show.
– Sacaste tu primer álbum, ¿cómo proyectas tu carrera?
– Tengo bien decidido que quiero pasar el resto de mi vida haciendo discos y shows, esos son los dos aspectos que para mí sostienen una carrera musical. Ahora queríamos sacar el disco porque yo venía de haber sacado dos singles, de haberlos trabajado con videoclip que son Ponis y Low Cost, el primero fue un trap, el segundo fue un reggaeton experimental que estuvo inspirado en “Con altura” de Rosalía.
– ¿Cómo fue el proceso de crear canciones y elegir los géneros?
– La realidad es que yo me adapto a cualquier estilo musical porque a mí me encanta crear melodías, me gusta cantar todo. Cuando empezamos a hacer música con Aston G (el productor musical del álbum), pasaba que todos los domingos hacíamos un tema nuevo o hasta dos. Teníamos una facilidad para componer juntos que nos sorprendió mucho. Entonces queríamos sostener el trabajo pero no sabíamos si íbamos a hacer un disco o qué, estábamos haciendo canciones y descubriendo de qué se trataba subirlas a una plataforma, descubriendo qué era generar un arte de tapa, lo que es producir el concepto visual. Después cuando entendí que el laburo podía ser más integral y más grande, porque ya teníamos un volumen de 12 canciones, dijimos: “bueno vamos a hacer el disco”.
A mí me gustan las obras completas y trabajar para lograr una obra integral, me gusta la idea de sacar muchas canciones al mismo tiempo. Hasta nos recomendaron: “¿por qué no hacen dos discos?, lado A y lado B”; “¿Por qué no hacen un EP?” ; “¿Por qué no sacan 10 temas formato single y después sacan el disco?”. Venían muchas opiniones de afuera que me confirmaban que ya sabía lo que quería hacer, un álbum largo, que imprimiera todo ese tiempo (2 años) de composición. Lo llevé a cabo trabajando nueve horas por día de lunes a sábado en una zapatería. Fue la constancia y el compromiso asumido con Aston G lo que nos ayudó a creer que era posible desarrollarlo. No planificamos en cuánto tiempo iba a suceder, simplemente en algún momento nos acercamos a la recta final y pudimos terminarlo.
– ¿Esto era ya en CABA o en Mar del Plata?
– Fue en CABA, vivo acá hace ocho años ya. Me vine a los 19 años y primero estudié teatro en la Universidad Nacional de las Artes. Estudié cuatro años ahí hasta que la música me robó del camino. Fue el llamado de mi vocación, se me presentó una visión de vida que pasaba por la música. Quería desarrollar mi carrera musical. Me visualizaba a mí misma tocando con una banda en festivales, escribiendo mis canciones, construyendo discos. Sabía que quería entrar tarde o temprano en el circuito de la industria. Trabajo profesionalmente y quiero que se vuelva rentable, en lo posible. Creo que es el sueño de todxs, estar trabajando en algo que nos gusta y poder dedicarle la mayor cantidad de tiempo posible. A partir de ahí dejé la carrera y empecé a producir mi música con Aston G.
– ¿Hace cuánto tiempo tomaste esa decisión? ¿Cuándo te hizo ese clic…?
– Esto fue un año antes de la pandemia, 2018-2019. Me pasaron cosas personales muy fuertes. Mi viejo se enfermó de cáncer, estuvo dos años enfermo. Mi hermano mayor cayó en coma y cinco meses antes de que mi padre muriera, una de mis mejores amigas de un día para el otro, por una mala praxis, también parte de este mundo. Mi realidad y la de mis cercanos se llenó de tragedia y tristeza. Estaba tan sopapeada por los golpes que no percibía la vida, en el único lugar donde la encontraba era en la música. Lo único que me daba un poco de vitalidad. Entonces me aferré a eso y luego fue decantando la lectura del deseo.
– ¿Por qué tu álbum se llama “Toc Toc”?
– A los 13 años fui diagnosticada con trastorno obsesivo compulsivo, ya lo sabía desde mucho tiempo antes porque había buscado mis síntomas en Google. Me pasaban cosas en la cabeza que despertaban síntomas en mi cuerpo. Cuando tenés una imaginación grande que oscila entre los polos, en el lado luminoso te puede ir bárbaro y en el lado oscuro, puede generarte padecimiento, y en mi caso me tocó re contra padecerlo. Según mi psicóloga, quería escapar de la realidad, como no podía afrontar lo que pasaba en mi cotidiano y no podía canalizar mis emociones yo inventaba un mundo paralelo en el que tenía que cumplir ciertos mandatos que una voz en mi cabeza ejecutaba.
Desde que me despertaba hasta que me iba a acostar, tenía que realizar ciertas cosas por día, es así como el toc sucede, es como una ecuación. Se despierta un pensamiento en repetición, muchas veces tiene que ver con que a algún familiar tuyo le va a pasar algo y vos sos la responsable de salvarlo. Ese loop genera una ansiedad descontrolada que necesitás frenar, vas creando formas de frenarla. Creés que lo controlas pero nunca es así. El estado de repetición y obsesión llegan a lugares bestiales. Podría compararse con la autoflagelación o la bulimia. Los trastornos mentales son peligrosos para la persona que los atraviesa, son terriblemente angustiantes y se desarrollan en silencio y soledad. Por eso es sumamente necesario disponer de la escucha, la empatía y la compasión.
– ¿Qué pensas de la industria de la música?
– Antes de venir, pensé en que si me preguntabas acerca de cuál era mi visión sobre la industria te hubiera contestado: “cuando yo sea parte de…” y me dije a mí misma: “para un poco, Cami, porque vos ya sos parte de la industria, que tu trabajo no sea remunerado, no quiere decir que no estés trabajando”. Lo que le dedicamos nosotros, mi equipo y yo, realmente lo tomamos como un laburo, de la forma más profesional posible. Además ya no tenemos 20 años, hemos ido acumulando experiencia en relaciones de trabajo en diferentes áreas, uno va teniendo ideas claras de lo que significa hacerse cargo de eso.
Mi proyecto es autogestivo, a veces cuento con dinero y a veces no, pero eso no determina la calidad y determinación con la que trabajamos. Por eso me dije: “vos no estás por fuera de la industria”, es importante militar eso, porque ahí creas una conciencia que es necesaria para entenderte a vos como trabajadora. Nosotrxs somos trabajadores de la cultura. No hay que perder ese foco, sino estás todo el tiempo en detrimento de lo que hacés, quitándole valor constantemente. No es un hobby, ni un capricho, es un laburo marcado por una profunda vocación.
– Hace dos años grabaste tus canciones en el Ático…
– Tuvimos la oportunidad de hacer “Sesiones en el Ático”, que fue para mí como un Tiny Desk argentino, trabajamos con una productora que se llama Pintó! Audiovisuales. Y quedó un registro muy fino, tanto visual como sonoro. Fue sorpresivamente agradable, nos encontramos con un equipo humano súper preparado, en un lugar precioso. Pudimos estrenar un par de canciones acústicas y después lo subimos como un EP a Spotify.
– ¿Cómo te preparas para el show de presentación de tu álbum?
– ¡Son un montón de cosas! Hace mucho tiempo que me preparo. Con la banda -para que te des una idea- hacemos una formación de siete. Está Aston G, que es el tecladista y el productor del disco, que es a la vez el director musical del vivo. Después está Adriano Cappelletti, que es el baterista; Atahualpa Coullery, que es el guitarrista; Chino Siricman, el bajista, Eva Gadano en pistas y efectos y Martín Nocito en sonido. Trabajo codo a codo con Matías Vilaplana, que es mi mánager productor de las fechas en vivo y con Lucía Cisneros en la dirección escénica y performance. También vamos a tener a Pablo Gómez en iluminación y Vanina Balza en visuales esta vez. El equipo es grande.
Hace cinco meses que estamos ensayando con la banda. Por mi parte, hace casi más de ocho meses que me preparo físicamente, entreno fuerza y resistencia. Esto es porque desarrollo una performance y cantar en vivo tantos temas que además son vocalmente exigidos, es complejo. Requiere que estudie cómo hacerlo. El show tiene una dirección muy abarcativa.
– ¿Cuánto va a durar el show?
– Casi una hora y media, pero no es pesado, tiene buena dinámica musical, vamos a rockear muchísimo. No hay forma de que comprendan la magnitud del proyecto si no vienen al vivo, es ahí donde se genera como el efecto final, podríamos decir que la obra se completa y resignifica en el show.