Dandara: “Cuando descubrí el soul, me generó algo en el cuerpo que ningún otro estilo me había generado”

Hace cuatro años la artista sanjuanina se instaló en Buenos Aires para formarse en la música. Desde entonces, pasó por la escuela de Cris Morena, llegó a octavos de final en La Voz Argentina 2022 y lanzó su primer EP “Feelings”. En esta entrevista, conversamos sobre su historia y su desarrollo musical. Por Florencia Sosa

dandara

Dandara Guimaraes tiene 20 años, pero se dedica a la música desde los 13, apenas aprendió a tocar la guitarra se lanzó a hacer shows en su San Juan natal, como dice ella, “de caradura”. Lo que vino después era cantado, Dan Dan Dandara, dice su tag que da cuenta de la musicalidad de su nombre artístico y real, porque si hay algo que la caracteriza es su transparencia y originalidad. 

Sorprende la serenidad que encarna, criada con la visión de que todo es posible, pareciera que aborda sus deseos no como sueños, más bien como realidades. De esta manera, Dandara se aferra a la música como el único plan de su vida, y ante la pregunta sobre a qué se dedicaría si la música no existiese, responde que claramente sería alguna disciplina artística. 

La propuesta de Dandara es concreta, se trata de la fusión entre el soul, el hip hop y el R&B, géneros que descubrió en la pandemia, que la atraviesan por sus raíces afro y que la  emocionan hasta el punto del llanto. Quizás sea esa relación genuina con estos estilos lo que le permiten crear un lazo con sus audiencias, ya que si de crear climas se trata, quien escribe puede decir lo primero que expresó cuando la vio en vivo: “lo mismo que escuché en Spotify es lo que escuché en el show”.

Como una artista completa, Dandara escribe y compone sus propias canciones, donde la templanza de su voz se traduce como mantra. Feelings, su primer EP, refleja esas historias que ponderan la verdad de los sentimientos con palabras y sonidos que transmiten calma. En esta entrevista, Dandara cuenta sobre su historia, sus composiciones y su futuro cercano en la industria de la música argentina. 

– ¿Empezaste tu carrera con Cris Morena?

– Soy de San Juan, terminé el secundario a los 17 años en 2020. Tenía en claro que me quería venir a Buenos Aires a estudiar arte, en Artes Escénicas. Toda la vida hice actuación y danza, además de canto e instrumentos y todo eso. Pero no tenía muy en claro cómo iba a ser. Surgió que Cris Morena iba a inaugurar una academia, como un semillero de artistas, en la que podías hacer la carrera de Artes Escénicas o de Música. Casteé y pasé las instancias que había que pasar, terminé quedando y me dijeron: «bueno, en un mes empezás». Y con mi vieja dijimos: «bueno, vamos», porque mi vieja también tiene para del laburo acá. Por muchas razones, pero yo creo que también principalmente para apoyarme porque siempre fuimos las dos y mi vieja siempre me apoyó en todo. Alquilamos mi casa en San Juan y nos vinimos acá. Estudié en la academia de Cris Morena Artes Escénicas hasta principios del 2023. Eso me re sirvió porque tienen una formación re completa, es re particular, medio Waldorf, meditábamos un montón, era todo muy humano, cero como la educación tradicional que a mi nunca me sirvió. «Otro mundo» se llama el lugar y sí, parecía que estabas en otro mundo.

– ¿Cómo fue la experiencia en La Voz Argentina?

– El segundo año que estuve, en 2022 me quise meter a La Voz. Le dije a Cris, tengo ganas de meterme a ver qué onda y probar. Y terminé quedando y fui avanzando hasta llegar hasta octavos de final. Mi experiencia ahí estuvo re buena, era algo que en algún momento de mi vida quería vivir. De hecho, cuando era chica me entretenía y jugaba a que estaba en un programa así como La Voz y yo cantaba una canción y trataba de hacerlo lo mejor posible para que se den vuelta todos, era mi juego. Siento que estuvo bueno también para vivir la experiencia de lo que es estar en ese lado de la industria y laburar en tv argentina y también ver el detrás de la producción, sus cosas buenas y malas.

– Y cuando estabas ahí, ¿pensabas que lo podías ganar? 

– La verdad es que no sé si está bien o mal, pero no fui con ese objetivo. Yo tenía ganas de vivir la experiencia y estar lo más que pueda porque es exposición y experiencia para mi. Pero mi objetivo no era ir a tener el premio, era sacarle el jugo lo más que pueda. No fui desde el lado de la competición, de hecho me hice un montón de amigos, un montón de colegas. Y te sirve para hacer contactos, conocer otros artistas y colaborar después. 

– ¿Cómo fue el cambio de vivir en San Juan y ahora en Buenos Aires?

– Si, en San Juan es todo cinco cambios más bajos que acá, o más. No es pueblo, es ciudad pero mucho más chill y más que nada en el arte. Ahora hay cosas muy interesantes y está avanzando un montón, pero comparado con la capital del país obvio que es mucho más tranquilo. Yo siempre fui de moverme un montón, me encanta ir a ver bandas, hacer esto, lo otro. Hice un curso acá y allá, le saqué el jugo a San Juan el tiempo que estuve ahí. Pero lamentablemente ahí hay un techo, y siento que acá si hay un techo es muchísimo más alto, y bueno, cuando lo encontrás te vas afuera. Sentí la necesidad de sí o sí ir a buscar más, viví toda mi vida y me crié en San Juan, ahora quiero cosas nuevas, y después de Buenos Aires.

– Y no te da miedo eso…

– La verdad que no. También porque mi familia siempre me apoyó una banda y mi vieja en específico, nunca me hizo ver que algo es imposible. Desde chica siempre dije que me iba a dedicar a esto y para mi no era algo loco. Y de repente lo hablaba con alguien o con una amiga que le gustaba cantar pero la familia no le daba mucha bola, y me decía: «pero, ¿te vas a dedicar a la música? Te vas a cagar de hambre», la típica frase. Y mi respuesta era: «¿por qué me cagaría de hambre?» Para mí no estaba esa opción. Siento que desde chiquita practiqué la manifestación sin saber qué era, yo siempre me veía en un lugar y pasaba, e inconscientemente hacía todo para que pase. Nunca lo vi como algo imposible. En el camino me fui cruzando con gente que te da esa bajada de línea o gente que no le fue tan bien y está frustrada, y ahí me di cuenta: «ah, puede pasar que no tenga éxito».

– ¿Tenés algún miedo? 

– Mi objetivo es generar y mover a la gente con mi arte y con lo que hago. Siento que lo estoy haciendo bien porque tengo un montón de gente que me lo dice, que le genero, que le llego, eso me llena porque es por lo que lo hago. Siento que un miedo es que mi arte y mi música les de igual. Es una lucha con el ego del artista, que si vos decís que no sos egocéntrico, para mi no sos artista, y no es algo malo. Quizás la gente lo ve como soberbio, pero no, porque necesitás tener ego para ser artista, porque ¿qué persona normal se quiere subir a un escenario que lo aplaudan y que lo estén mirando un montón de personas? De eso se trata el trabajo de ser artista, de que la gente se sienta identificada.

– Vos escribís tus propias canciones y tocás…

– Sí, toco. Me defiendo con la guitarra y con el piano, no soy una gran guitarrista ni una gran pianista, pero puedo tocar en vivo. Empecé a los 12 años yendo a tocar a fiestas y a bares sola con la guitarra, caradura. Puedo hacerte un show con la guitarra pero no me considero crack.

– Pero lo usas como apoyo para componer…

– Sí, a veces sí. El año pasado estuve yendo a estudios. Me encanta eso, conocer a distintos productores, que hagan distintos estilos, que tengan sus esencias. Me gusta mucho componer en el estudio desde cero los dos. Busco una referencia, le muestro para dónde quiero ir, empieza a hacer el beat, yo empiezo a escribir en ese momento. Cuando laburo con un produ me gusta hacerlo en conjunto. Pero también hay canciones que las hice en mi casa, que me salieron tocando la guitarra y después le busqué la producción. 

– ¿En qué pensás a la hora de escribir tus canciones?

– Para escribir las letras la mayoría de las veces hablo sobre mi, algo que me está pasando, o de alguna experiencia mía. Me gusta mucho escribir para descargarme y a veces escribo historias, y en base a esa historia escribo la canción. A veces compongo a partir de un objeto, ponele, desde el termo, desde qué ve y qué siente el termo, osea agarrar distintas situaciones y cosas y ponerme en esa piel.

– ¿De dónde sacaste ese ejercicio?

– Componer desde un objeto lo aprendí en un curso de compo, que dieron unos amigos, fuimos a Chapadmalal en la playa, y nos dieron distintos tips para componer. Y uno de esos era ese que me encantó. Me acuerdo que esa vez hice una canción desde la luna, cómo le hablaba al sol y cómo veía las cosas. También había otro ejercicio donde íbamos a la playa sin nada, solamente con lápiz y papel, sin ningún instrumento y escribíamos de lo que veíamos, y hacíamos la melodía en nuestra cabeza, desde cero. Terminé descubriendo que la música puede surgir en cualquier momento, no necesitás estar en un estudio o tocar la guitarra o tal cosa. 

– ¿Cómo fue componer Feelings?

– Fue un momento de crecimiento personal re groso, ahí conocí a Veeyam y el me dijo que lo hagamos. A mi me dio vértigo porque yo siempre lo admiré un montón como productor y escuchaba mucho sus producciones y los artistas con los que colaboraba. Y dije: «ay, yo tengo dos temas escritos, ninguno sacado, y quiere hacer un EP conmigo». La verdad que me daba mucha presión porque sentía que tenía que estar a la altura, entonces siento que eso también me bloqueó mucho. Algunas canciones tardaba en escribirlas o iba siempre al amor y él me abrió muchísimo el panorama poniéndome obstáculos, diciéndome: «no hables más del amor, hablá de otras cosas, de que te viniste de San Juan, de qué te está pasando ahora». Él me empujó mucho a expandir mi forma de escribir, y después me re aceité escribiendo y ahora me sale mucho más fácil y más rápido. 

– ¿Qué tenés proyectado para este año?

– Mi plan por ahora es sacar singles, estoy colaborando con muchos artistas. Se viene otra etapa, mi música está madurando. Feelings fueron mis primeros temas y mi primer contacto con la composición. Y ahora voy a sacar temas desde otro ángulo más maduro, pero siempre con la base del soul, hip hop y R&B, ese es mi nicho y es lo que realmente me emociona. 

– Sos morena, ¿sentís que tenés habilitada la barrera como para hacer un género como el R&B? A veces se juzga a los blancos, se rivaliza, si sos blanco, no podés hacer determinados géneros porque nunca lo harías como un negro. 

– Puede ser, nunca lo pensé. Obviamente viendo el soul o el blues, tengo antepasados, osea es una cultura que es afro. Mi familia paterna es afro, pero no me relaciono mucho. Nunca fue que por ser negra escucho soul, yo lo descubrí sola. En mi familia nadie se dedica a la música, de hecho la descubrí a fondo en la pandemia, y dije: «uy está todo este mundo que no conocía», siempre me había llamado la atención, pero nunca tuve una refe, «vos sos afro, tenés que escuchar esta música que viene de las raíces». Pero me pasó algo muy loco, que supongo que tiene que ver con mi sangre y de dónde vengo. Cuando descubrí el soul, me generó algo en el cuerpo que ningún otro estilo me había generado. Cada vez que escucho ese estilo me dan ganas de llorar, por eso empecé a inclinarme por ese estilo. Y después, una vez que lo vi a mi papá, me acuerdo que estábamos en el auto, yo estaba poniendo música, agarro su celular y empiezo a ver y sus playlists eran igual a las mías. Osea escuchábamos los mismos artistas, Érica Badoo, D’Angelo. Todos los artistas que yo había estado descubriendo y que me generaban esa familiaridad lo había estado escuchando mi viejo, por ejemplo, y nunca antes habíamos hablado sobre música. Entonces, si, claramente está ligado a mi cultura y de dónde vengo, a mis raíces, pero yo no me crié con eso. 

– ¿Qué opinás de la industria musical argentina?

– Siento que estamos en un momento muy piola, porque no necesitás que alguien venga y te avale para sacar tu música. Obvio que según cómo vas avanzando si necesitás un aval, pero antes era que un productor me buscara y me produjera. Pero ahora es mucho más fácil ser artista porque es más fácil llegar a los oídos de la gente. Siento que esta generación argentina, ya desde los chicos del Quinto Escalón marcaron una diferencia abismal, en el sentido de la autogestión. Se puede construir una carrera, no importa la edad ni el estilo, y ya no hay tanto un estilo, la música es música y se puede fusionar cualquier estilo. Ya no está todo encasillado, todo es de todos. Tenemos artistas que están haciendo historia. 

Por Flor Sosa

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