Hay artistas que en vivo suenan como en el disco, y después está Jacob Collier. Lo que hizo en el Teatro Gran Rex fue mucho más que un recital: fue una experiencia musical y colectiva que todavía me cuesta procesar.

Collier no erró una sola nota, ni desde los instrumentos ni desde la voz. Tocó de todo: guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo eléctrico, guitarra de 10 cuerdas, percusiones, piano y sintetizadores. Cada instrumento que tomaba parecía una extensión natural de su cuerpo, y cada frase vocal estaba afinada con una precisión quirúrgica. Incluso usó el vocoder para rearmonizar canciones clásicas como «Can’t Help Falling in Love».
Más allá de la destreza técnica, lo que lo hace único es cómo transforma al público en parte de la obra. Nos hizo cantar, nos dirigió como si fuéramos su coro y convirtió a todo el Gran Rex en un instrumento vivo. En un momento nos marcó la clave del tango 3+3+2 y, sobre esa base rítmica, empezó a tocar “Libertango” de Astor Piazzolla, desatando la ovación. También regaló un momento íntimo junto a sus coristas interpretando “El día que me quieras” de Carlos Gardel, en un español que sonó impecable. Y hacia el final, nos emocionó a todos con “Somebody to Love” de Queen, en una versión que puso la piel de gallina.
Jacob Collier en Buenos Aires: «El día que me quieras» (Música Carlos Gardel. Letra Alfredo Lepera).
Conocí a Jacob a través de su difusión de la armonía negativa, un concepto que él mismo adaptó y popularizó. Lo que era una teoría académica en el libro A Theory of Harmony de Ernst Levy, él lo transformó en una herramienta creativa y accesible, explicándola en sus videos de YouTube con la misma pasión con la que la lleva al escenario. Esa capacidad de enseñar, experimentar y a la vez emocionar es parte de su magia.
Collier también sorprendió con su entrevista con el youtuber June Lee, donde demostró tener un oído absoluto (perfect pitch) a capella, un talento que en vivo queda a la vista en cada improvisación y cada interacción con el público.
Interview: Jacob Collier (Part 1)
A lo largo de su carrera ha colaborado con artistas de la talla de Cory Henry, Snarky Puppy, Tori Kelly, Coldplay, Herbie Hancock, Daniel Caesar y hasta Hans Zimmer. Además, su proyecto Djesse (2018–2022), compuesto por cuatro álbumes que exploran universos sonoros muy distintos, lo consolidó como un artista inclasificable. Cada volumen lo llevó a experimentar desde lo orquestal y coral hasta lo acústico, electrónico y el R&B, construyendo una obra que rompe fronteras de género y conecta con públicos muy diversos.
Más allá de la música grabada, Collier se convirtió en un referente educativo: sus masterclasses y la forma en que comparte conocimiento en redes lo volvieron una especie de “embajador de la armonía” para nuevas generaciones. Su obra es también un viaje de fusión cultural, donde conviven el jazz, el gospel, la música clásica, la electrónica y diversos folclores del mundo.