YONI YONKI: rock alternativo a base de flora y fauna argentina

El artista misionero formado en La Plata, lanzó este 2024 su primer álbum de nombre homónimo. En esta entrevista, cuenta cómo fue su búsqueda de identidad y el proceso creativo que atravesó al componer sus canciones. Por Florencia Sosa

– ¿Cuál fue tu primer encuentro con la música?

– La primera vez que agarré una guitarra fue a los 8 años, en ese momento vivía en Jardín América, Misiones. En mi casa se escuchaba folclore y rock nacional e internacional. El primero de mi familia en tener una guitarra fue mi hermano mayor. Viéndolo él, ya sentía cierta curiosidad hasta que me anotaron con un profesor de guitarra que me enseñaba canciones folclóricas y de Fito Páez. Me acuerdo que un tío me había regalado un CD trucho de The Beatles y miraba eso y ya con 10 años me volvía loco, fue un flechazo con el tema de escribir canciones y que la gente las pueda cantar. No vengo de una familia de músicos, pero sí de artistas, mis tías son profesoras de pintura y de escultura.

– ¿En qué momento venís a Buenos Aires?

– Vine en 2012, mi hermano ya estaba viviendo en La Plata, estaba estudiando cine. Vine un año antes de arrancar la facultad, de manija, terminé el colegio en la Normal 1, al lado de la Catedral y ya ese año arrancamos la banda. Era un dúo llamado «Canoa» que incursionó mucho en la música autóctona y folklórica mezclados con la producción digital y la electrónica.  Estuvimos con este proyecto hasta 2018, estudiábamos cine y nos hacíamos los videos, éramos un dúo interdisciplinario. Todo esto en un entorno muy loco, sucede algo muy especial en la ciudad de La Plata, y sobre todo en esa temporada, de 2012 a 2018 fue un auge de música nueva como el indie. Mi escuela y mi base artística más formal la construí en La Plata con este dúo. Estudié cine hasta tercer año y después hice medio año de producción musical en Quilmes, pero no terminé ninguna. Al final decidí que ya tenía ciertas herramientas y conocimiento para seguir haciendo lo que ya estaba haciendo, grabando y tocando. De 2018 a 2020 fueron dos años en los que incluso tenía otros pseudónimos, estaba en una búsqueda de identidad y de sonido, que de alguna manera confluyó en este proyecto nuevo.

– Hoy se ve sólido tu proyecto, ¿de qué trata tu nombre artístico?

– Se me ocurrió el nombre en la pandemia y está inspirado en las etapas más caóticas de mis grandes ídolos, ves la tapa Say No more de Charly García, o la tapa más psicodélica de Lenon o cuando Nirvana sacaba In Utero son épocas donde estos artistas estaban muy conflictuados con la prensa, con las drogas. Más allá de lo polémico hay algo musical sucediendo en esos artistas que fue lo que más me marcó y se lo conoce como «art rock». Yoni Yonki es un alter ego, me separa de mi persona y me funciona de base discursiva.

– ¿Cómo fue el proceso creativo de tu álbum?

– Los primeros lanzamientos como singles fueron en 2023. Son canciones que aparecieron en 2020, en pleno confinamiento, en ese momento estaba en la casa de mis padres, en Misiones. Venía muy conflictuado porque no sabía para dónde disparar frente a tantos caminos. Siempre tratando de usar la flora y fauna de acá, más allá de que tengo influencias de afuera y está todo bien y se filtran, -así salieron grandes discos como Clics Modernos-, y de alguna manera sentía que tenés que amigarte con lo que sos. Absorví las influencias de afuera pero se filtran como una esponja y se complementan con lo que hago yo. Siempre traté de laburar abrazando todo lo nuevo que viene pero construyendo una identidad desde lo compositivo hasta la producción musical. A mi me gusta hacer canciones, le pongas la ropa que le pongas, hoy no importa si hacés música con una criolla o si le ponés los efectos más futuristas que se te ocurra, a nadie le importa, es decir, importa si conecta con alguien. Partiendo de esa base uno toma una decisión consciente: quiero abrazar nuevas técnicas y nuevos sonidos pero siempre apropiándolas, hago que juegue para mi y no soy correr detrás de eso.

– ¿Cómo te imaginás a tus oyentes?

– Creo que el público que escucha Yoni Yonki son buscadores, inquietos, inteligentes y son un poco nostálgicos como yo, en ese sentido, soy re clásico. Si bien escucho música nueva, siempre están los mismos cinco locos de siempre, no puedo evitarlo. También hay que tener mucho cuidado con la idea de que «la música era la de antes» porque eso atrasa. 

– ¿Cómo llevás tu música grabada a la puesta en un show?

– Este año empezaron a aparecer músicos muy zarpados que están tocando conmigo, básicamente aparecieron porque me sumé a tocar el sinte en una banda. De esa banda, el bajista en mi proyecto toca la batería y el percusionista conmigo toca el bajo. La integración es fluida porque nos conecta a nivel de gusto musical y además le dan su impronta. Y las canciones como suenan en el disco con la banda toma otra dimensión y otra fuerza. Hoy toco las canciones y lo disfruto mucho más.

– ¿Qué lugar te gustaría ocupar en la industria musical argentina?

– Estamos en el mejor momento a nivel creativo y están pasando cosas locas con artistas que están recorriendo el mundo y llenando estadios acá. Creo que es un buen momento para aceptar que somos criollos y darle con todo y exportar nuestra música. Yo quiero compartir eso también, estar metido ahí como cantautor y como productor musical. 

Alejandro Antúnez presentará su primer álbum YONI YONKI el sábado 9/11 en Camping. Lo hará en formato banda junto a Federico Amenábar en el bajo, Lucas Tripeado en batería y Alejandro López Cabrera en sintetizador. Conseguí tus entradas acá.

Por Flor Sosa

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